lunes, 27 de octubre de 2008

Humanos= tecnología

Según Mc Luhan, si no dudamos en decir que somos humanos, no deberíamos dudar en decir que somos tecnología. Es decir, que hombre y tecnología se ubican en el mismo nivel.
Sus leyes de los medios “consisten en una serie de observaciones acerca de la operación y los efectos de los artefactos humanos sobre el hombre y la sociedad, ya que un artefacto humano no solo es un instrumento para trabajar sobre algo, sino una extensión de nuestro cuerpo (…)”. Sin embargo, la principal característica del hombre “no es tanto inventar herramientas, sino la comunicación, de un ser humano con otro, del conocimiento necesario para hacerlas”.
tétrada
View SlideShare presentation or Upload your own. (tags: digicom)

En su libro “Las leyes de los medios”, desarrolla una de sus frases célebres: el medio es el mensaje, para la cual propone diferentes significados. El primero de ellos es que el se acerca más al sentido común, porque plantea que es el medio el que determina el significado del mensaje. El otro de las definiciones es un poco más elaborado es que el medio según su impacto crea su propio mensaje. Hoy en los medios masivos de comunicación, no hay diversidad de mensajes, pero por una cuestión de monopolio mediático. El tercer significado se refiere a que el contenido de todo medio es siempre un medio anterior, refiriéndose a la interacción de medios, y por último piensa el medio como un ambiente.

miércoles, 22 de octubre de 2008

"En el colectivo"


Al convertirme en estudiante universitaria mi vida cambió notablemente, porque me mude, aunque parcialmente, a Rosario. Mis días durante los primeros años eran bastante monótonos, iba del departamento a la facu, y viceversa. Casi siempre en colectivo, y sólo los días que tenía ganas, el viaje lo hacia caminando.
Si bien los viajes en colectivo eran cortos, realmente eran muy divertidos, sobretodo porque el 144 rojo siempre está repleto de estudiantes. Al subir al colectivo uno tiene la sensación de entrar en otro mundo. Siempre está el que lo usa de cama, porque sigue durmiendo, el que se hace el “boludo” para no ceder el asiento, y el infaltable malhumorado.
Así fue cuando la semana pasada al subirme al colectivo, tras esperar mas de 20 minutos, ocurrió lo esperado. Subió una pareja, bastante despareja, de unos 30 años o menos aproximadamente. Parecía “gente de bien”, pero claro uno siempre deja ver su lado malo en el lugar y momento equivocado.
El 144 venía repleto de gente, se detiene en la esquina de Pellegrini y San Martín, sube primero la chica y luego el que se supone que era su novio, él se dispone a insertar las monedas para obtener los dos boletos correspondientes. Primero pone tres monedas de un peso y luego los 50 centavos restantes en monedas de 10. Pero como ocurre habitualmente, las de 10 no pasan y se las devolvió. El muchacho insistió e insistió, y claro… le dio un solo boleto porque el resto se lo comió. ¡Para qué!!! Eso terminó con su paciencia, y qué pasó, la terminó ligando el chofer, como si fuera el responsable de que la máquina le largara un solo boleto.
- ¿Por qué me larga uno solo si yo puse tres pesos?, se dirige al colectivero.
- Es que al tardar en poner las monedas que te faltan te las comió.
- ¡Y yo qué culpa tengo!!!
Intentando viajar sin los dos boletos, y ante la no respuesta del chofer, se ofendió, y en la esquina siguiente se bajó, pero no sin antes mandarlo a… pasear y le dejó saludos a la mamá del conductor.
La novia del muchacho, sin saber bien qué hacer y rogando que la tierra y dios se apiadaran de ella, bajó también tras su novio que la había dejado.
Ahora yo les pregunto:

¿Por qué se enojó el chico de tal modo ante el inconveniente?